En Julio de 2011 comencé a trabajar como fisioterapeuta en el Policlínico San Juan de Dios de Manila. A veces me pregunto si conocí a los Hermanos de San Juan de Dios por casualidad o si fue el destino. En cualquier caso, estoy muy agradecida por haber tenido la oportunidad de trabajar con ellos en su misión de Hospitalidad hacia los pobres, enfermos y discapacitados. 

 

Aunque me esperaba que mi trabajo me exigiera mucho, pronto entré en el espíritu de servicio y hospitalidad que prevalece en la clínica. Cada día me parece como el primer día, salvo por el hecho que aprendo cada día más. Como fisioterapeuta realizo muchas tareas distintas, pero una de las más importantes consiste en desarrollar la habilidad de ser hospitalaria para con los demás y sus necesidades. 

 

Aunque no vengo de una familia adinerada, puedo decirle al mundo entero que yo me considero RICA. Al viajar por esta vida que nos ha dado Dios, sé que ya he logrado hacer algo que merece la pena. Me doy cuenta de ello al cabo de pocos años de experiencia en esta comunidad. Mis encuentros con personas menos afortunadas que acuden a la Orden pidiendo ayuda me han ayudado a darme cuenta de que he recibido muchas bendiciones. 

 

He aprendido a valorar la vida. Confío en que el viaje de mi vida me conducirá hacia un final feliz si la vivo sirviendo al prójimo. éste es mi encuentro personal con la hospitalidad y es así que la he compartido concretamente durante mi carrera profesional.

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