Me llamo Maria Cristina Rudio-Uzarraga, tengo 48 años, estoy casada y he recibido la bendición de tener dos hijos. Soy nativa de la Provincia de Quezón (sur de Manila) y vivo en Paranaque City (Metro Manila). Como enfermera, mi primer trabajo me dio muchas satisfacciones. Me asignaron a varios departamentos de beneficencia en los hospitales, lo que me permitió conocer a gente de todo tipo, pero en su mayoría eran personas pobres, abandonadas y dejadas de lado. 

 

Esa experiencia me enseñó a valorar la vida, a trabajar con ahínco y a prestar más atención a los demás. En 2009 empecé a trabajar en el Policlínico de la Orden, lo que me abrió los ojos ante la realidad de la vida y fue como un nuevo inicio para mí. Mis días comienzan con una oración personal, ya que ruego por poder dar lo mejor que tengo a nuestros pacientes. Como enfermera les dedico mi tiempo y escucho sus preocupaciones y sentimientos y establezco una comunicación abierta y constante con ellos. 

 

Además, desarrollamos programas para ayudarles con sus necesidades especiales, educarles sobre un estilo de vida sano y mostrarles cómo pueden enriquecer su espiritualidad. De esta manera, consigo mostrar hospitalidad al ajustarme a estas personas de todos los ámbitos de la vida, a quienes trato como si fueran nuestros hermanos y hermanas, alentándoles en especial a vivir llenos de esperanzas y con integridad. Dios tiene sus propósitos sobre cuándo y cómo hemos de venir al mundo. No debemos imponernos límites. Muchos sueños están a la espera de realizarse. Hagamos que se conviertan en realidad y no dejemos pasar de lado las oportunidades sin aprovecharlas plenamente.

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