Esta carta es posiblemente la última que escribió San Juan de Dios antes de su fallecimiento. Los motivos de esta son sus agradecimientos y despedida de la duquesa doña María de Mendoza y de su esposo, el buen duque de Sesa.

San Juan de Dios, inicia su carta demostrando el gran afecto que sentía por los duques de Sesa y les agradece por siempre ayudarlo y socorrerlo con limosna para sostener a sus pobres. El santo refleja en sus palabras el dolor que le causa la enfermedad que tenía.

Como si sospechara que su muerte se acercaba, Juan le dice a doña María de Mendoza que probablemente no la podrá volver a ver, ni a escribir y por eso se ve obligado a dar gracias por toda su ayuda. Cada palabra demuestra lo triste que se encontraba al no poder ir de nuevo a la casa de la duquesa, pero acepta lo que Jesucristo ha dispuesto para él y les da su bendición a los duques en nombre Dios.

“Oh buena duquesa! Jesucristo os pague en el cielo la limosna y santa caridad que siempre me hiciste y os traiga con bien al duque, vuestro muy generoso y humilde marido y os dé hijos de bendición”.

Recomendaciones de San Juan de Dios a la duquesa de Sesa

Juan de Dios continua su carta dejando varias recomendaciones a doña María de Mendoza. En especial, le recomienda a Angulo, compañero de Juan, quién quedará muy pobre junto a su esposa y le pide a la duquesa que pueda estar pendiente de él. Así mismo, le dice que Angulo le llevará sus armas, que consisten en “tres letras de hilo de oro” las cuales están en raso colorado, que representa la sangre derramada por Jesucristo. Esto junto a una cruz que doña María de Mendoza deberá entregar a su marido para que vaya siempre por el camino del bien.

Juan explica que son tres letras porque son tres las virtudes que encaminan al cielo: la fe, la caridad y la esperanza. Estas son de oro por ser un metal preciado al que se debe purificar como al alma.

“Conviene que el alma que es joya tan preciada sea apartada de los deleites y carnalidades de la tierra, de esta manera quede solamente con Jesucristo, para ser después purificada en el fuego de la caridad con trabajos, ayunos y disciplinas”.

También habla de un paño de cuatro esquinas en representación de cuatro virtudes: la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza. Explica que el paño tiene al reverso una cruz a manera de aspa que significa: “todo el que desea salvarse, ha de llevar su cruz conforme a lo que Dios quiera”.

El santo le dice a la duquesa que hay tres cosas importantes que se le deben dar a Dios: amor, servicio y reverencia. También que cada día se debe emplear el tiempo en la oración, en el trabajo y en el mantenimiento del cuerpo.

Finalizando la carta, San Juan de Dios le pide a doña María que siempre tenga en cuenta tres cosas: primero, la hora de la muerte de la cual ninguno puede escapar; segundo, las penas del infierno, que leves deleites y pasatiempos se deben ir allí a pagar; y tercero, la gloria y bienaventuranza del paraíso que Jesús tiene guardadas para los que le sirven.

“Hermana mía, mucho me atormenta el dolor y no me deja escribir; quiero descansar un poco ya que os quiero escribir largamente porque no sé si nos volveremos a ver. Jesucristo sea con vos y toda vuestra compañía. Amén, Jesús”.

La Orden Hospitalaria, les invita a tener en cuenta cada una de las palabras de nuestro patrono, San Juan de Dios, para así ir por el camino del bien como él siempre se exigió, haciendo buenas obras y preocupándose por los más necesitados como lo ha reflejado en sus anteriores cartas.

 

Fuente: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. (1986). Espíritu y vida Cartas de San Juan de Dios. Colombia.

 

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