San Juan de Dios se caracterizaba por ser un hombre de buena fe, que se preocupaba por los demás y al verse sin los recursos para ayudar a los necesitados, acudía a personas de renombre para pedir limosna. Por ello, el motivo principal de que Juan de Dios le escribiera una segunda Carta a la duquesa de Sesa, doña María de Mendoza, era pedir ayuda para pagar sus deudas y asistir a los pobres

Juan expresa que sus trabajos habían aumentado, sus deudas se iban acrecentando y cada día había más pobres, quienes necesitaban ser asistidos y para ello era necesario tener uno o dos hombres para su limpieza y aseo.

El santo escribe acerca la inesperada muerte de una noble doncella: doña Francisca, hija de don Bernardino, sobrino del marqués de Mondéjar; ella había sido una mujer que se preocupaba por las necesidades de los pobres y siempre daba limosna.

“Esta bienaventurada doncella decía tan buenas palabras y daba tan buen ejemplo y buena doctrina, es decir, eran tantas las cosas que hacía, que para escribirlas sería preciso un gran libro”

Juan lamentaba mucho su muerte, pero aceptaba que Jesucristo quisiera llevarse a tan destacada mujer: “él sabe lo que hace y lo que cada uno necesita”.

En la Carta se expresa el agradecimiento que San Juan de Dios le daba a la duquesa y a su marido por las buenas obras y su ayuda constante, le dice que su limosna ya la tienen los ángeles consignada en el “Libro de la Vida” donde tienen un gran tesoro acumulado para cuando partan de este mundo. También le da sus mejores deseos a doña María y la motiva a no sentirse desconsolada por la ausencia del duque de Sesa, le asegura que él regresará con bien.

San Juan de Dios le escribe a la duquesa acerca de la guerra continua que es la vida y del combate constante contra tres enemigos mortales: el mundo, el diablo y la carne. Juan asegura que cada uno debe ser vencido con actos como la confesión, cumplir penitencias y proponiendo para sí mismos nunca más pecar, esto en nombre de Jesucristo:

De esta manera podemos vencer a estos enemigos que he dicho, no confiando en sí mismos porque caeríamos mil veces al día en pecado, sino confiando solo en Jesucristo”.

La carta demuestra la admiración del santo por la duquesa de Sesa al estar todo el tiempo pendiente de su hogar, también le da palabras de esperanza y motivación para continuar trabajando y apoyando a los más necesitados.

Más adelante, Juan de Dios comenta su preocupación por que a la par de ir renovando su hospital, iban aumentando sus gastos. Aunque Juan tenía pensado visitar lugares como Sevilla y Zafra para pedir limosna, debía quedarse al pendiente de aquella remodelación.

San Juan de Dios finaliza su carta pidiendo algún anillo o algo de oro que la duquesa pudiese darle, así mismo le recomienda que si alguna doncella o señora quiere brindarle su limosna, se la envíen para poder ayudar a los pobres y así él se acordará de ellas en sus oraciones.

“Buena duquesa, muchas veces me acuerdo de los regalos que me hacías en Cabra (Córdoba) y Baena (Córdoba), así como de aquellos pedazos de pan que me entregabas para repartirlos. Dios os dé el cielo y os haga partícipe de sus bienes. Amén Jesús”.

La Orden Hospitalaria comparte el sentimiento de preocupación y dolor por los más necesitados que vivía San Juan de Dios, por eso promovemos la sensibilización ante el necesitado y todo asistido al que podamos llegar.

 

Fuente: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. (1986). Espíritu y vida Cartas de San Juan de Dios. Colombia.

 

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