En el anterior apartado de Patris Corde se habló de acoger la propia historia, es decir, hacer espacio dentro de nosotros mismos incluso para lo que no hemos elegido en nuestra vida. Lo anterior, según el Papa Francisco, es la primera etapa de verdadera curación interior. En este apartado se hablará de la segunda que es muy importante: la valentía creativa.

Esta característica surge en situaciones de dificultad y sale a relucir cuando nos ingeniamos la mejor manera de superar los problemas. Este tipo de dificultades saca de cada uno de nosotros recursos que no pensábamos tener para afrontar las circunstancias.

“Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención”.

En su Carta apostólica, el Santo Padre habla de San José como “El verdadero milagro con el que Dios salvó al Niño y a María”. El creador confió en él y en su valentía creativa para proteger a su familia desde el primer momento, en especial cuando se instaló en un establo y lo arregló para volverlo un lugar más acogedor para el nacimiento del Hijo de Dios, también cuando los protegió de Herodes y huyó de su hogar.

Siempre se tiene la impresión de que el mundo esta a merced de los más fuertes y poderosos, pero a pesar de esto, el evangelio nos da a entender que Dios siempre encuentra un camino para cumplir su plan de salvación, para salvar lo importante. La única condición que el Padre da en esos momentos es tener la misma valentía creativa que tuvo José, quien transformaba un problema en una oportunidad.

“Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar”.

San José como protector de los necesitados

A pesar de que el evangelio no da ninguna información del tiempo en que María, José y el Niño estuvieron en Egipto, se puede deducir que fue una época donde la familia padeció algunas necesidades, es decir, tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias que hoy tienen dificultades por distintos factores y hasta se han visto en la obligación de abandonar sus hogares y arriesgar sus vidas. El Papa comenta que cree en José como un santo patrono especial para todos aquellos que tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria.

Dios confió en José como el protector del Niño y su madre, ya que Jesús venia al mundo asumiendo una condición de gran debilidad y necesitaba de alguien que lo defendiera, lo cuidara, lo protegiera y lo criara, José asumió ese papel con gran amor, valentía y responsabilidad junto a María.

“En este sentido, san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre”.

Cada persona necesitada, cada pobre, cada persona que sufre son el “el Niño” que José sigue custodiando, es por ello por lo que se invoca a san José como protector de los indigentes, los exiliados, los afligidos, los pobres, los necesitados y los moribundos. El Papa Francisco nos indica que debemos aprender el mismo cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre, amar los sacramentos y la caridad; amar a la iglesia y a los pobres.

 

Fuente: La Santa Sede. (2020). CARTA APOSTÓLICA PATRIS CORDE DEL SANTO PADRE FRANCISCO. Website: http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html

 

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