El Papa al Capítulo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

El Papa invita a los participantes del Capítulo General de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios a “centrar nuestra atención en tres temas: discernimiento, cercanía hospitalidad y misión compartida”.  Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano.

El Papa Francisco comienza su discurso agradeciendo al Superior General de la Orden Hospitalaria sus palabras y les invita a centrar su atención en tres temáticas.

Discernimiento. Para el Papa Francisco el discernimiento es una actitud fundamental en la vida de la Iglesia y en la vida consagrada. Para ello les invita a discernir mirando al pasado, pasando por el presente y levantando la vista al futuro.

El Santo Padre afirma que el discernimiento radica en una dimensión histórica, por eso los invita a que “mirando al pasado, el discernimiento lleva a la purificación de nuestra historia y de nuestro carisma, a separar el grano de la paja, a fijar nuestra atención en lo que es importante. Mirando al presente, el discernimiento impulsa a vivir el momento actual con la pasión que debe caracterizar la vida consagrada, ahuyenta la rutina y la mediocridad, y transforma la pasión por Cristo en compasión.

Mirando al futuro, el discernimiento les permitirá seguir haciendo fecundo el carisma de la hospitalidad y del cuidado, enfrentando los nuevos desafíos”.

Deseo, expresa el Papa, “que este Capítulo quede en el corazón y en la memoria de su Congregación como una experiencia de diálogo y de discernimiento, en la escucha del Espíritu y de los hermanos y colaboradores, sin ceder a la tentación de la autorreferencialidad”.

Cercanía – hospitalidad El Papa Francisco insiste a los miembros del Capítulo que la “pasión y compasión son energías del Espíritu que darán sentido a su misión hospitalaria, que animarán su espiritualidad y darán calidad a su vida fraterna en comunidad”.

Les recuerda la imagen de la Parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,15-37),  que presenta a un hombre con pocas pertenencias, pero a quien “la urgencia de tender la mano al que lo necesita le lleva a posponer sus proyectos y a interrumpir su camino.

La inquietud por la vida amenazada del otro hace que emerja lo mejor de su humanidad, derramando con ternura aceite y vino sobre las heridas de ese hombre medio muerto”.

“En este gesto de pura alteridad y de gran humanidad se encierra el secreto de su identidad hospitalaria”  afirma el Papa.

Para el Papa Francisco, algo bien importante son las estructuras con que cuenta la Orden para dar su servicio: “En este contexto les pido un sereno discernimiento sobre las estructuras. Sus estructuras han de ser “posadas” –como la de la parábola del Samaritano– al servicio de la vida, espacios en los que particularmente los enfermos y los pobres se sientan acogidos”.

Globalizar una solidaridad compasiva Les anima a ampliar su servicio: “Les pido que creen redes  “samaritanas” en favor de los más débiles, con atención particular a los enfermos pobres, y que sus casas sean siempre comunidades abiertas y acogedoras para globalizar una solidaridad compasiva”.

Misión compartida El Papa constata la falta de vocaciones en la vida religiosa y expresa su confianza en que “el Espíritu suscita siempre una renovada fecundidad que pasa por un adecuado discernimiento e incrementa la formación conjunta, de tal forma que religiosos y laicos tengan un corazón misionero que salta de gozo al experimentar la salvación de Cristo… corriendo el riesgo de ensuciarse en el lodo del camino (cf. Evangelii gaudium, 45)”.

El Papa finaliza su discurso invitándolos a salir: “Salgan de ustedes mismos, de sus limitaciones, de sus problemas y dificultades, para unirse a los demás en una caravana de solidaridad. Que sus jóvenes profeticen y sus ancianos no dejen de soñar (cf. Jl 3,1).  Los acompaño con mi bendición; y, por favor, no se olviden de rezar por mí”.

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