Tras culminar el 2do. Encuentro de Formación de América, realizado en Bogotá los días 4, 5 y 6 de Agosto, los Hermanos provenientes de las Provincias Colombiana, Meridional y Septentrional, y las Delegaciones de Brasil, México y Centroamérica coinciden en la importancia de asumir la formación como un proceso continuo que debe ser revisado periódicamente para adaptarlo a la realidad de los tiempos.

 

Este proceso se inició en Chile en el año 2008 con la Comisión de Formación de aquel momento y se retomó ahora en Colombia con el objetivo de revisar el “Proyecto de Formación de los Hermanos de San Juan de Dios en la Región América”, evaluar el desempeño del plan de formación en las Provincias y Delegaciones de América y ajustar los criterios y líneas de acción de los formadores de la Orden en la región.

 

Al respecto, el Hermano Dairon Meneses Caro, Gestor de la Pastoral Vocacional y Juvenil de la Provincia y delegado para América, señaló que gracias a la metodología de mesas de trabajo implementada, se logró enriquecer las propuestas para la revisión del proceso de formación, a través de una visión más amplia que permite consolidar un enfoque regional.

 

Durante esos tres días los Hermanos participaron de conferencias que buscaban sensibilizar a los asistentes sobre el papel de la formación en la actividad de la Orden Hospitalaria y sus retos de cara al futuro, destaca la conferencia de Monseñor José Daniel Falla, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia, sobre la formación religiosa; la de la doctora Martha Caycedo, sobre la importancia del acompañamiento psicológico en el proceso de formación y la del Hno. Luis Fernando Ronsinque (novicio) sobre la formación de líderes para jóvenes hospitalarios. También se realizaron presentaciones sobre las etapas de la formación inicial, la formación permanente y la formación de Formadores.

 

Asimismo subrayó la participación de tres hermanos que se encuentran en el proceso de formación: el Hno. Cosme Dos santos (Brasil) y el Hno. Anderson Amado (Colombia), ambos en el Escolasticado y el Hno. Luis Fernando Rusinque (Colombia) que se encuentra en el Noviciado. 

 

Retos y oportunidades

Por su parte el Hno. Jairo Urueta Blanco, Delegado General para la región América, explicó que durante este encuentro se realizó un análisis crítico que llevo a la toma de conciencia de las carencias en cuanto al acompañamiento en todas las etapas del proceso de formación, y de la necesidad de aprovechar la riqueza que tiene la Orden Hospitalaria en los diferentes instrumentos de formación, que si bien se han revisado en varias oportunidades la esencia permanece intacta. 

 

Entre los principales retos del proceso de Formación en la región señaló la necesidad de abordar la Pastoral Vocacional de una forma más asertiva y procesual que permita generar más compromisos entre los miembros de la comunidad.

 

En este orden de ideas apuntó la posibilidad de “flexibilizar las estructuras donde realizamos la experiencia misional comunitaria, que permitan que las personas con inquietud vocacional puedan desarrollarse”, además de la gran oportunidad que representa la construcción de planes de formación permanente que respondan a las necesidades teológicas, antropológicas y misionales.

 

Con relación  a las oportunidades para fortalecer el proceso de formación, enfatizó el trabajo como región “podemos decir que hoy nos conocemos y trabajamos en equipo”, explicó el Hermano Jairo y agregó que en la actualidad se cuenta con un diagnostico de la realidad y una mayor sensibilidad frente al trabajo vocacional y de formación inicial.

 

Para finalizar apuntó que la región vive un espíritu de renovación acorde con lo propuesto en el Concilio Vaticano II (1965), “hoy por hoy estamos desarrollando proceso de renovación en cuanto a la vida de Hermanos y la Misión. En el 2011 celebramos el curso de renovación para los Hermanos de América con una asistencia del 93% de los Hermanos de la región y nos preparamos para un nuevo encuentro de renovación en el año 2016 que permitirá avanzar en  nuestro proceso de crecimiento personal  frente a los retos que nos impone la vida consagrada”.

 

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