
A orillas del mar Caribe, se encuentra Cartagena, una ciudad reconocida por su arquitectura colonial, actualmente considerada como uno de los puertos de mayor importancia en Colombia y uno de los destinos turísticos más célebre. Con 971.700 habitantes, es el quinto municipio más poblado del país. Junto con el alcantarillado, y la inseguridad, la salud es una de las principales problemáticas de la ciudad1.
Cuando los Hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, llegaron a Colombia, entraron por Cartagena, impulsados por su motivación más grande, la obra de su Fundador. Allí, los Hermanos Hospitalarios actuaron en tres sitios distintos de la Ciudad, como se registra en el archivo histórico de la comunidad: en el Hospital de Convalecientes llamado <del Espíritu Santo> en el barrio de Getsemaní, suburbio de Cartagena; en el Hospital <de San Sebastián o de San Juan de Dios> propio de la ciudad, y situado en el mismo centro de Cartagena donde estuvo la primitiva catedral y después se puso el Seminario de San Carlos y en el trasladado Hospital llamado ya siempre <de San Juan de Dios> e instalado en lo que fue Colegio de San Ignacio y San Pedro Claver.
San Juan de Dios, fue un hombre soñador, atrayente y bondadoso que siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, llevo a cabo su obra y dedicó su vida a servir a los enfermos y más necesitados. Los Hermanos Hospitalarios, tienen la misión de continuar con su legado y mantener viva su ilusión a través del tiempo, enfrentando los desafíos del mundo actual.
Hoy, luego de 70 años de Hospitalidad en Colombia, este propósito sigue en pie y se refleja en las actividades que adelantan los Hermanos hacia los más necesitados en Cartagena; dedican su vida y su día a día a servir a la comunidad desde diferentes ámbitos. Quienes los conocen, afirman que los Hermanos son el reflejo del Buen Samaritano y sus acciones o reiteran.
La Casa Granada, situada en la avenida calle 29 # 21 a 66 en el barrio Manga, es el lugar que acoge a los Hermanos y donde se reune el grupo de voluntarios “Amigos de San Juan de Dios de Cartagena”. Este voluntariado, orientado por el Capellán de la comunidad Hermano Raul Oses, está conformado por personas que se preparan para el trabajo Pastoral y de humanización con los pobres, enfermos, ancianos y necesitados en diferentes escenarios.
Los Hermanos Jose Ignacio Aponte, Raul Oses y Fabián Insuasty, son quienes conforman la comunidad de San Juan de Dios en Cartagena, cada uno con una misión, pero todos guiados por un solo propósito “hacer el bien, bien hecho”. Todos los días, estos hombres se preparan para iniciar la jornada, la oración en la mañana para agradecer a Dios por la vida y pedir intercesión de San Juan de Dios en sus actividades, los llena de energía para salir a dar lo mejor que tienen a los enfermos que esperan ansiosamente su llegada.
“¡los estaba esperando…!”, esa es la frase más comun que tienen los adultos mayores del Barrio Manga hacia los Hermanos y voluntarios, un sector donde se refleja la realidad estratificada de nuestro país, en este lugar se puede apreciar la comodidad de algunos y la difícil situación de otros. Los aquejos de salud han impedido que muchos ancianos de este sector asistan a la Eucaristía, así que todos los domingos esperan a los Hermanos quienes con el amor que los caracteriza, les llevan la comunión, comparten el evangelio del día y acompañan a los que la soledad agobia. ” Yo alimento mi cuerpo con lo que puedo, y los Hermanos me alimentan el alma”, así lo menciona la Sra. Martha Herrera, una de las beneficiadas, quien vive con su esposo desde hace 50 años, los dos tienen complicaciones de salud que hoy les impiden asistir a la Iglesia, su esposo ya casi no puede caminar y ella debe hacer al menos 6 estaciones antes de lograr llegar a la misa, cuando lo ha intentado, los intensos dolores, le recuerdan que no debe esforzarse.
Una de las abuelas que asisten los Hermanos, es la Sra. Margarita Brown, que a sus 82 años atraviesa un difícil momento por la pérdida de su esposo, fallecido el 26 de diciembre de 2016. En su rostro se refleja la tristeza que la embarga y son conmovedoras sus palabras, testimonio para muchos hogares, “llevábamos 64 años junto a mi esposo, lo que más recuerdo de él es que aun con sus complicaciones de salud, me dio felicidad hasta su ultimo día. Le pido a Dios resignación y consuelo para superar este momento”. Cuenta que las palabras de los Hermanos durante la homilía, resultan reconfortantes en medio del profundo dolor, en palabras de la Sra. Margarita, “las palabras de estos hombres son consuelo para mi tristeza”.
Muchos han apoyado la misión de la comunidad de San Juan de Dios, una de ellas es Alma Teresa Bonfante Suarez, comisionada por Monseñor Jorge Enrique Jiménez, para coordinar todo los asuntos referentes a la Pastoral de la Salud y Humanización en la Arquidiócesis de Cartagena. Desde su nombramiento en el 2013, Alma Teresa convocó a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios a ser parte de esta misión, segura de la experiencia de la Institución en el trabajo con los enfermos y su Carisma. En la actualidad tras la gestión y los acercamientos con los directivos de las Instituciones Prestadoras de Salud, el plan de Pastoral de la Salud en cabeza de Alma Teresa, se ha logrado implementar en 5 de las 18 Clínicas y Hospitales que tiene Cartagena, entre ellas se encuentran: Clínica del niño, FIRE (Fundación centro colombiano de epilepsia y enfermedades neurológicas), Clínica Madre Bernarda, Clínica Crecer y la Clinica Blas de Lezo. El servicio que adelantan los Hermanos Hospitalarios allí, está enfocado en brindar un servicio de atención espiritual y Religiosa a las familias y a los propios asistidos, apoyando así la humanización del servicio de estas Instituciones para brindar al usuario una atención integral.
“La presencia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha sido un aporte valioso para nuestra acción Pastoral hacia la persona enferma y necesitada, desde el punto de vista psicofísico y espiritual. Hoy en día gracias la formación que nos han impartido, se atiende a los enfermos como seres humanos y son asistidos con amor e integridad. La formación ha partido desde lo básico hasta llegar a acompañamiento humano y espiritual que se debe dar a los enfermos y sus familiares no solo en la enfermedad, sino en el duelo. Hemos conocido los valores esenciales que promueve esta comunidad como son: La Hospitalidad, la calidad del servicio, el respeto, la responsabilidad y la Espiritualidad, llegando a la convicción de que la mirada Pastoral siempre debe abarcar a todo el hombre, a toda persona humana con sus alegrías y necesidades.”, así lo afirma Alma Teresa, resaltando que aunque en Cartagena existen varias comunidades religiosas, pocas se han enfocado a los enfermos.
Una de las Clínicas en las que Alma Teresa ha logrado llegar con el plan de Pastoral de la Salud es la Clinica Blas de Lezo. Los pacientes asisten a la Eucaristía presidida por el capellán Hno. Raul Oses los días jueves, así mismo participan de la hora santa. Allí los Hermanos hacen acompañamiento Espiritual y religioso individual, ofrecen los recursos sanadores de la oración y de los sacramentos, atienden a los enfermos más necesitados, a sus familias y a los colaboradores vinculados con la institución. Adriana Cochero jefe de comunicaciones y mercadeo de la Clínica Blas de Lezo, reconoce el aporte de estas actividades a la política de humanización en la dimensión de acompañamiento espiritual y la atención hacia las familias. Adriana resalta el cambio que ha tenido el servicio de la Clinica, en gran parte, gracias a las actividades que acompañan los Hermanos “la atención con los usuarios ahora es diferente. Trabajamos por brindarles una buena experiencia durante su estadía en la Clínica y los Hermanos de San Juan de Dios nos han apoyado en esto, he visto cartas de agradecimiento en las carteleras publicas de pacientes que agradecen por esta experiencia”.
Otro escenario de Hospitalidad ha sido sin duda el Hogar San José, un lugar donde los ancianos más pobres de Cartagena o con presencia de algun trastorno mental, han encontrado consuelo y esperanza. El Hogar está ubicado en la carrera 17 N. 54ª – 50 Barrio Santa Rita, allí las Hermanas forjan su obra albergando a más de 40 ancianos con el fin de “saciar la sed de Jesus por amor y por las almas”, propósito de la Madre Teresa de Calcuta. Los Hermanos se han unido a esta hermosa obra y a partir de su Carisma, especialidad en el acompañamiento espiritual hacia los enfermos y conocimientos de enfermería, dedican un espacio a celebrar la Eucaristía, asistir a los enfermos del hogar, así como acompañarlos en sus necesidades espirituales. “El hermano Fabián se une a nuestra labor completamente, se involucra con los ancianos igual que nosotras, por su conocimiento en enfermería nos ayuda haciendo curaciones de las heridas de los enfermos, organizando el hogar, los baña, los alimenta y los acompaña, su aporte es muy valioso para nosotras pues no solo lo hace bien sino que en él vemos el reflejo del Carisma de su comunidad”, así lo afirma Martin Marie, hermana de la comunidad Misioneras de la Caridad. El hermano Fabián Insuasty ha visto como han ido partiendo algunos de los enfermos que asiste y cuenta lo difícil que es esta situación pues en medio de su trabajo con ellos, “hay un vínculo que se va fortaleciendo día a día”; sin embargo, continua motivado dando lo mejor de sí en su apostolado para estos ancianos que lo esperan y lo necesitan, en palabras del Hno. Fabián: “este espacio permite una constante interacción con las personas, tanto con las Hermanas de la Caridad que rigen el lugar, personal colaborador y por supuesto los ancianos que habitan en el mismo, esto permite desarrollar el Carisma de San Juan de Dios a 100%.”.
El reto no es menor, los Hermanos deben continuar acompañando a la Arquidiócesis en la implementación de la Pastoral de la salud en las Clínicas y Hospitales de Cartagena, asistir a los enfermos y ancianos que agendan su llegada como uno de los asunto más importantes de la semana, divulgar su Carisma y con estas obras mantener viva la misión de su fundador, buscando nuevas formas de Hospitalidad en el mundo.