La primera carta de San Juan de Dios es un escrito que refleja el excelente promotor vocacional que era, dada su preocupación por un joven llamado Luis Bautista, quién se encontraba un poco desorientado en relación con su vocación. Esta carta en especial cobra un gran sentido humano y evidencia la amistad entre el santo y el joven.

Al iniciar, Juan demuestra su fe poniendo por delante el nombre de Dios, el de Jesucristo y el la Virgen María. En sus palabras refleja ser una persona muy cordial y que se preocupa por los demás:

“Recibí la carta que me escribiste desde Jaén, de cuyo recibo me alegré mucho, aunque disminuyó un poco mi contento al saber el dolor de muelas que habéis padecido, porque de todo vuestro mal me hace sufrir y de vuestro bien me alegra”.

Juan le escribió a Luis, joven del que no se tiene mucho conocimiento, pero por las palabras del santo, este se encontraba interesado en servir y ayudar en su comunidad. Se nombra a Pedro quien según la carta es quién motivó a Luis a ir hacia Valencia, pero Juan de Dios insiste en reflexionar con más detenimiento su decisión, el joven tenía una personalidad poco madura y esto provocaba un poco de miedo en Juan. Esto indica que aún siendo tan entregado a su servicio por los demás, Juan de Dios intentaba que sus discípulos fueran totalmente sinceros con lo que querían y tomaran la decisión de servir o no con la mayor de las seguridades para su bien y el de los demás.

“Si yo estuviera seguro de que aquí hallaréis provecho para vuestra alma y para la de todos, os mandaría venir enseguida”.

El santo le dice a Bautista que se encomiende a Jesucristo y que él hará lo mismo; mientras decide su camino deberá pasar por mala vida, hambre, sed, deshonras, angustias, trabajos, etc., todo esto por amor a Dios y deberá agradecer por el bien y por el mal.

“Acordaos de nuestro Señor Jesucristo y de su bendita Pasión, que volvió el bien por el mal que le hacían. Así habéis de hacer vos, hijo mío Bautista, cuando vengáis a la Casa de Dios”.

A Luis Bautista le recomendó que en su tiempo de reflexión debería guardarse de las mujeres y dejarse guiar de Jesucristo. El Santo afirmó que las puertas de su espacio estaban abiertas para el joven, pero tendría que pasar muchos trabajos como desvelarse por cuidar a los pobres: “al hijo más querido se le dan mayores trabajos”.

Juan en su carta demuestra que verdaderamente se preocupaba por Luis, le pidió que siempre a donde fuera le escribiera; también lo invitaba a amar a Dios, a acogerse en él, a que tuviera caridad y que no durmiera en pecado.

Finalizando la carta, San Juan de Dios pide a Jesucristo por el Joven Bautista, por él mismo y por la salvación del mundo:

“El menor hermano de todos, Juan de Dios, si Dios quisiere muriendo, más empero callando y en Dios esperando, esclavo de nuestro Señor Jesucristo.

Deseoso de servirle, amén Jesús”.

La Orden Hospitalaria invita a todos a continuar aprendiendo de la caridad y la buena fe de San Juan de Dios que refleja en sus cartas. Marzo, el mes de su solemnidad, será un mes de reflexión y de pedir a nuestro santo patrono por los enfermos y los más necesitados del mundo.

 

Fuente: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. (1986). Espíritu y vida Cartas de San Juan de Dios. Colombia.

 

Compartir este contenido