Mis queridos Hermanos, Colaboradores y amigos:

 

Al llegar la Navidad quiero enviaros mi felicitación y mis mejores deseos de salud y de paz en la celebración de la fiesta de la solidaridad de Dios con la humanidad, por la cual se hace hombre y se encarna en un Niño indefenso para compartir nuestra suerte y devolver la dignidad a todos los seres humanos, sea cual sea su condición, raza, clase social o religión.

 

Nos ha nacido un Salvador. Estas palabras de san Lucas se proclaman en la misa de Nochebuena y son el fundamento para la esperanza de nuestro mundo, que camina entre luces y muchas sombras que cada vez lo están tiñendo de mayor pesimismo. La lista de los hechos que lo confirman aumenta cada año: nuevas guerras, epidemias, violaciones de los derechos humanos, desplazados, desocupados, excluidos, corrupción de todo tipo y un gran sinfin de atentados a la dignidad humana. Delante de todo ello la Navidad nos trae la luz y la esperanza. El nacimiento del Salvador es la señal de que Dios no nos deja solos y apuesta a favor nuestro, es el mayor gesto de amor, el unico capaz de salvar a la humanidad. Esto es lo que da sentido a la alegría de la Navidad: ¡Fiesta de la hospitalidad y esperanza de nuestra salvación!


El año que ahora concluye ha sido para la Orden muy rico e intenso en acontecimientos. Destaco dos que nos han ocupado y preocupado principalmente: la celebración de los Capítulos Provinciales y la epidemia del ébola que nos ha afectado fuertemente en Liberia y Sierra Leona.


Los Capítulos Provinciales nos han dado la oportunidad de revisar la vida de nuestra Orden allí donde estamos presentes y de proyectar el futuro, vislumbrando los desafios que hemos de afrontar próximamente. Vivir la hospitalidad con esperanza y audacia ha sido el lema para los Capítulos. En tiempos complejos y no exentos de dificultades para nuestra Orden, estos son los dones y las armas que nos regala el Señor. La esperanza, porque lo que llevamos entre manos es suyo y esa es la mayor de nuestras garantías. La audacia porque es lo que vence el miedo, el temor,  la mediocridad y la ambiguedad.


La epidemia del ébola en los países de áfrica occidental ha movilizado el mundo entero. A nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios nos ha golpeado con dureza. Los Hermanos Patrick, Miguel, George y Manuel y en total dieciocho Hermanos y Colaboradores de nuestros hospitales de Monrovia y Lunsar han fallecido contagiados por el virus. Su muerte no ha sido en vano. Ellos y todos los Hermanos y Colaboradores que allí estaban y allí continuan, acompañando y sirviendo a la población, han sido para la Iglesia, para nuestra Orden y para el mundo entero un despertador sobre la tragedia de aquellas naciones. Ellos son testimonios proféticos y samaritanos de la hospitalidad, signos de la presencia del amor de Dios, señal inequívoca de la Navidad, de quenos ha nacido un Salvador.


Después de un periodo en el que los dos hospitales han estado cerrados, como todos sabéis, han sido ya reabiertos, con las medidas de precaución necesarias y en coordinación con las autoridades sanitarias y otras entidades internacionales que trabajan en ambos países. Desde el mes de julio está abierta una campaña para recoger fondos para poder mantener abiertos los dos Centros. Quiero agradecer a toda la Orden y a otras instituciones la generosidad y la solidaridad con esta causa, que nos está permitiendo seguir ayudando a la población. Mi recuerdo y agradecimiento especial a todos los Hermanos y Colaboradores que continuan ejerciendo su misión en ambos países, manteniendo el testimonio de la hospitalidad juandediana. 


El nuevo año 2015 será también rico en eventos para nuestra Familia de San Juan de Dios. El 19 de enero nuestra Familia celebrará con mucha alegría la fusión de los Hermanitos del Buen Pastor con nuestra Orden y la constitución de la nueva Provincia del Buen Pastor en América del Norte. Es la culminación a una moción del Espíritu Santo que ahora se hace realidad, después de varios años de andadura. Es un regalo de año nuevo, un signo de esperanza para la Orden y un impulso para la hospitalidad evangélica de San Juan de Dios.


Habrán otros acontecimientos, como la clausura del centenario de la muerte de San Benito Menni, pero deseo reseñar la celebración del Año de la vocación a la hospitalidad, que dará comienzo el 20 de enero. Lo celebraremos en el marco del Año de la vida consagrada que tendrá lugar en toda la Iglesia. Los objetivos soncelebrar, revitalizar promover la vocación a la hospitalidad, religiosa y laical. Va dirigido a los Hermanos y a los Colaboradores de nuestra Orden, así como a los jóvenes y a todas las personas sensibles a la hospitalidad. Os invito a todos a aprovechar esta oportunidad para gustar y gozar de la vocación a la hospitalidad y para impulsarla, proponiéndola a otras personas bajo el lema elegido para este año: ¡Sumate a la Hospitalidad!


Deseo para todos, Hermanos, Colaboradores, Voluntarios, Bienhechores y amigos de la Orden, enfermos y asistidos en nuestros Centros, unas felices fiestas de Navidad y un próspero año nuevo 2015. Igualmente para todas vuestras familias. Para todos los Hermanos y Colaboradores que estos días estaréis junto a los enfermos y a las personas asistidas en los Centros, especialmente el Día de Navidad, mi más sincero agradecimiento y reconocimiento, ya que en este día, como siempre hacéis, seréis el rostro y el corazón de la hospitalidad de San Juan de Dios, una señal de la Navidad, una expresión sencilla pero clara de que nos ha nacido un Salvador.  


¡En nombre de toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios de la Curia General,  Hermanos y Colaboradores, os deseo a todos una Feliz Navidad llena de hospitalidad!

 

Hno. Jesus Etayo

Superior General 

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