El diálogo para buscar el bien común, la verdad y la cultura del encuentro, son temas en los que profundiza el Santo Padre Francisco en el sexto capítulo de su encíclica social Fratelli Tutti.

El ser humano a través de la historia ha tenido la necesidad de comunicarse con su entorno. Acciones como acercarse, escucharse, mirarse, etc., resumen el verbo dialogar, el cual es necesario para mantener comunidades unidas, es la mejor vía para construir una mejor sociedad y crear caminos de verdad.

Es importante manejar diálogos abiertos y respetuosos para enfrentar opiniones o calificativos humillantes, con los que suelen defenderse algunas personas en situaciones donde se ven intereses de por medio. El Papa Francisco propone mantener conversaciones llenas de respeto, verdad y con motivaciones para buscar el bien común:

“Los héroes del futuro serán los que decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales”.

El diálogo social se alimenta del respeto por la opinión de los demás, debemos saber escuchar a los demás comprendiendo lo que dicen aunque no lo podamos asumir como convicciones nuestras. De aquí parte la sinceridad, no callamos lo que creemos pero así mismo buscamos puntos de contacto para construir un diálogo efectivo que lleve a construir un avance conjunto.

“Pensemos que las diferencias son creativas, crean tensión y en la resolución de una tensión está el progreso de la humanidad”.

Francisco resalta que los nuevos medios de comunicación, en especial internet, son de gran ayuda para sentirnos más cercanos los unos a los otros pero debemos ser cuidadosos, fijarnos en que estas formas de comunicación nos orienten al encuentro generoso, al servicio y a la búsqueda de la verdad.

Una sociedad noble y respetable se constituye por su cultivo de la búsqueda de la verdad, de los fundamentos más sólidos, no debemos permitir que personas que creen tener un poder supremo nos imponga una supuesta verdad. Por lo anterior, el Santo Padre resalta:

“Ante las normas morales que prohíben el mal intrínseco no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales”.

En la sociedad que vivimos, se necesita de un diálogo que aporte buenas razones, argumentos racionales que ayuden a encontrar verdades elementales que siempre deberán ser sostenidas.

El Sumo Pontífice invita una vez más a desarrollar una “cultura de encuentro” donde se deben buscar puntos de contacto, que nos encontremos como pueblo y nos proyectemos a mejorar basados en esta cultura, convirtiéndola en un estilo de vida.

“¡Armemos a nuestros hijos con las armas del diálogo! ¡Enseñémosles la buena batalla del encuentro!”

Con este capítulo, Francisco también busca que todos como hermanos reconozcamos a los otros sin importar las diferencias, como base importante de la cultura del encuentro, al realizar este reconocimiento estamos evitando formas de violencia que se producen al ignorar la existencia y los derechos de otras personas. Por lo anterior, se propone hacer un “pacto cultural” donde se respeten y se asuman las diferentes cosmovisiones, culturas o estilos de vida que se puedan encontrar dentro de la sociedad.

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios apoya la cultura de encuentro, basada en un diálogo abierto, lleno de verdad y amabilidad para encontrar un nuevo camino hacia un mundo fraterno.

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